sábado, 9 de julio de 2011

Summer Love

¡¡Ya está aquí el verano!!

Sí, ya ha llegado, con sus días largos, sus noches al aire libre, los tintos de verano en las terrazas, las vacaciones, la playa, las fiestas y...los ligues de temporada.

La posibilidad de encontrar el amor (ya sea pasajero o permanente) en una ideal noche veraniega con un cielo plagado de estrellas y el mar de fondo es un tema muy machacado por el cine y la publicidad, pero la verdad es que este tiempo parece que invita más al flirteo, a la relajación, a las sonrisitas y a las miradas indiscretas entre dos personas que se atraen.

Yo tuve un amor de verano hace un par de años, y la verdad es que puede sonar prototípico, pero fueron dos semanas de sueño, de estas historias en las que ambas personas saben que hay un final, saben dónde está el final y aprovechan al máximo el tiempo juntos. Y lo mejor de todo es que de esta historia nació una gran amistad entre los dos.

Fue en el Mediterráneo (más típico imposible), fui de monitora a un campamento de que duraba dos semanas en el que participaban adolescentes de tres nacionalidades diferentes: españoles, franceses y alemanes. Como eran muchos adolescentes se hicieron cuatro grupos, y cada grupo tenía dos monitores de distinta nacionalidad, un chico y una chica.



Yo desde el principio encajé muy bien con mi compañero, y eso que éramos como las dos caras de la moneda...a lo mejor precisamente por eso nos llevamos tan bien, tanto entre nosotros como con nuestros chavales y los demás monitores de otros grupos. El caso es que el era muy guapo, tenía unos ojos verdes increíbles, y una personalidad totalmente arrolladora. Pero la verdad es que en ningún momento me planteé que entre nosotros fuera haber nada más que amistad, de hecho pensaba que a él le gustaba la monitora de otro grupo. 

Aún me parece mentira cuando me acuerdo, pero cogimos mucha confianza en tan solo un par de días, mucha confianza e intimidad. Las primeras noches nos quedábamos hablando, riéndonos, hasta que nos dábamos cuenta que si no nos íbamos a dormir nos iba a pillar el amanecer sin enterarnos. Fue un campamento alucinante, hacíamos windsurf, navagación en catamarán, esquí acuático...cada día era una aventura, siempre me acostaba con agujetas de haberme pasado el día riéndome.

Ocurrió a la semana de comenzar el campamento. Los niños estaban (supuestamente) ya dormidos, y los monitores estábamos reunidos organizando un poco el día siguiente, relajados, tomando algo en nuestra sala de juntas, escuchando música. Yo estaba particularmente cansada, y como veía que ya no teníamos nada más que planificar y que mi compañero estaba muy entretenido tonteando con la otra chica les dije que me iba a la cama. El caso es que cuando lo dije él se quedó sorprendido, lo vi, pero me fui pensando que eran imaginaciones mías, al fin y al cabo él estaba tan feliz con la otra a su lado. Llegué a mi cuarto y fui a tumbarme a escuchar mi música...vaya, mira por dónde el mp3 estaba sin batería. Como aún tenía fresca la cara de él al decir que me iba, decidí volver a bajar a la sala a con la excusa de cargar un poco el mp3. Creo que fue la mejor cosa que pude haber hecho!

Cuando volví a entrar seguían todos allí, y a él se le iluminó la cara, me ayudó a conectar el mp3 al ordenador y me acercó una silla para que me sentase cerca de él. Estuvimos hablando todos un rato, jugando a las cartas, etc. Hasta que alguien dijo que ya era hora de irse. Todos se levantaron, yo me quedé sentada esperando a que se terminara de cargar mi aparatito, y él se quedó sentado conmigo haciéndose el remolón. Cuando me quise dar cuenta nos habían dejado solos. Cuando me quise dar cuenta le tenía pegado a mí. Cuando me quise dar cuenta...me estaba besando. Fue increíble, hacía tan solo una hora pensaba que esa misma noche él se iba a ir con la otra, y ahí estaba, conmigo. Suena mal decirlo, pero me sentí un poco como si yo hubiera ganado.



Si la primera semana fue alucinante la segunda ya fue de éxtasis. Había tan buena sintonía entre los dos...Creo sinceramente que es una persona con la que no podría tener una relación seria, pero lo que ocurrió esas dos semanas fue perfecto, lo recuerdo no como un trabajo de verano divertido, sino como las mejores vacaciones  de mi vida.

El día de la despedida lloré a mares, pero cuando subí al autobús dejé de llorar y empecé a sonreír. Había sido algo mágico para mí, un soplo de aire fresco. Desde entonces hablamos a menudo, le considero uno de mis mejores amigos, y el año pasado volvimos vernos sin que pasara nada (ambos estábamos con alguien).

Así que, aunque normalmente soy bastante escéptica e irónica con los prototipos amorosos, en lo relacionado a los amores de verano no puedo hacer más que decir que yo eso sí lo he vivido, y que es genial.

Cierto, los amores de verano no son para siempre...por eso son especiales. Además, cuando de helados se trata en verano...lo interesante es cambiar de sabor, ¿verdad?