viernes, 30 de diciembre de 2011

Jarito

Hay días en los que uno se levanta, se ducha, se arregla y va a trabajar o clase igual que todos los días, en los que la rutina es la misma de siempre hasta que, de pronto, algo bueno o malo ocurre en un instante determinado que hace que ese día quede grabado para siempre en nuestra mente. Días como el 11 de marzo de este año 2011, en el que mi amiga M. era sorprendida en su habitación en Tokio por un terremoto devastador. Días como otro 11 de marzo, en este caso de 2004, en el que Madrid despertó con sucesos que todos recordamos. Días como el que fui a la oficina como cualquier otro día de junio y me encontré con una reunión imprevista en la que me comunicaban mi ascenso. Días como aquel en que descubres que la persona a la que quieres te corresponde. O días como en el que, sin saber a santo de qué, escuchas palabras que jamás pensaste que irían dirigidas a tu persona, palabras que hacen que la expresión "partir el corazón" cobre sentido y que marcan un hito en una relación.

Hoy he modificado esta entrada. Al principio contaba la historia entera, pero he decidido cambiarlo. Estamos a 31, último día del año, y no quiero acabar el año contando el amargo final, prefiero quedarme con la parte bonita y especial. Y es que ha sido realmente especial.

Apenas habían pasado tres semanas cuando le conocí en Miami, nos presentó un amigo en común. No me llamó la atención porque fuera atractivo, se trataba de un chico normal en lo físico, pero sí me quedó claro desde el principio que era extremadamente amable y educado conmigo. Español como yo y llevándome más de dos años de ventaja en lo que a vivir en la capital del estado del sol se refiere, se ofreció en seguida para ayudarme con varios problemas que tuve al principio para buscar alojamiento y otros temas logísticos. No sé qué hubiera hecho sin él, fue como un auténtico ángel caído del cielo en ese momento.



Desde el primer día hablábamos mucho y de muchas cosas, él siempre estaba pendiente de que todo me fuese bien y si veía que necesitaba cualquier cosa ahí estaba para ayudarme, sin yo pedírselo. A veces pienso que me leía la mente, era como si, aunque sólo nos conociésemos de dos semanas atrás, supiéramos cosas del otro desde siempre. Pasaban los días y empecé a notar que por su parte no era sólo amistad y complicidad, no...empezó a tener detalles más personales, más románticos, a decirme cosas que no eran simples piropos, cosas que me hacían sonrojarme, que nadie me había dicho jamás hasta entonces. Un fin de semana me tocó trabajar todo el tiempo, y vino un segundo a traerme cuatro cupcakes chiquititos de chocolote porque sabía que estaba disgustada por tener que trabajar sábado y domingo. Otro día que estuvo en mi casa me dejó escondido un libro para que lo encontrase de sorpresa porque sabía que echaba de menos algo que leer por las noches. Todas las mañanas me escribía un mensaje deseándome un buen día y lamentando no poder pasar conmigo el día...Detalles así tenía a todas horas, no había ningún día que no me sorprendiera con algo.

Yo al principio prefería ignorar el significado de estas acciones, no me atraía más que como amigo. Pero poco a poco empecé a verle de otra forma. Yo me sentía sola, lejos de mi familia y amigos, en un ambiente nuevo y llena de inseguridades por varios motivos...tener a alguien que estaba deseando de ayudarme, estar conmigo y apoyarme era algo muy tentador...ojalá hubiese esperado más tiempo.
A los dos meses de llegar a Miami tuve visita de mi mejor amiga, y fue estando ella allí que me decidí y, una noche de fiesta, acabé besándole. Lo estaba deseando. Y él mucho más que yo. Él no se lo esperaba, decía que jamás hubiese imaginado que una chica como yo fuese a fijarse en alguien como él, que realmente no había tenido esperanzas de que yo quisiese estar con él.


Ir despacio parecía imposible, desde los primeros días dormía en su casa, íbamos a hacer deporte juntos, comíamos juntos, hacíamos todo juntos. Él me contó varios miedos e inquitudes que tenía por relaciones pasadas, fantasmas que estaban ahí, pero yo intentaba quitarle hierro al asunto. A veces me miraba y me decía que no me merecía, que en realidad no era bueno para mí. Pero yo lo que veía era un chico dulce, apasionado, enamorado de mí...en un mes experimenté cosas que no había experimentado nunca con otros hombres en más tiempo, cosas como las que pasan en las películas románticas. ¿Cómo iba a creerme que en realidad no era apropiado para mí? ¡Lo tenía todo!

Justo antes de regresar a España para pasar las Navidades ocurrió algo que aún no he conseguido asimilar, ni siquiera entender. El resultado ha sido no seguir juntos, orgullo herido...es como si hubiese tenido un sueño muy agradable y largo, y de pronto algo me hubiese despertado bruscamente, dejando esa sensación de vacío y desilusión que una tiene al despertar y encontrarse igual que cuando se durmió.

Pero a escasas horas de acabar este año no quiero quedarme con esa sensación. Este año ha estado lleno de experiencias, y en lo relativo a lo sentimental ésta ha sido la mejor. Me ha dado tanto en tan poco tiempo que lo que quiero es dar gracias por haberle conocido, mi estancia en Miami hasta ahora no hubiese sido ni parecida sin él. Gracias, Jarito.

No pasa nada, de todo se aprende algo, y hay que mirar para adelante en busca de la siguiente etapa del camino. En 2012 seguiré aquí, ¡hasta que lo consiga!

FELIZ AÑO 2012!!!






Welcome to Miami

Cuatro meses. ¿Qué ha pasado para que Miss Holly haya estado ausente tanto tiempo? ¿Es que no le ha ocurrido nada interesante que contar? ¿Es que ya "lo ha conseguido"? No, ambas preguntas tienen respuesta negativa. Miss Holly se encuentra con que en los últimos cuatro meses le han ocurrido tantas cosas que aún casi no sabe ni dónde está, es como si alguien la hubiese dado vueltas hasta desorientarla, y ahora ha conseguido quedarse quieta, viendo como el mundo gira a su alrededor...

Bien, me dejaré de metáforas y contaré todo como es debido. Pocos días después de mi última entrada en mi trabajo me comunicaron que tenían intención de enviarme una temporada fuera de España, más concretamente a cierta parte de Estados Unidos famosa por la playa, el sol y su pluralidad cultural; sí, me han enviado a ¡Miami!

Los días siguientes a la noticia fueron de frenesí total, sólo contaba con dos semanas para cerrar mi vida entera en Madrid y cogerme un vuelo a Miami. Cuando quise darme cuenta, me había despedido de mis amigas, de mis compañeros y de mi familia y estaba sobrevolando el Atlántico preguntándome cómo narices había ido yo a parar ahí. Y de hecho a lo largo de estas semanas esa pregunta no me ha abandonado casi en ningún momento...me sorprende tanto cómo dos culturas pueden ser tan cercanas y a la vez tan distintas...

En esta entrada aún no voy a entrar en materia amorosa, que es, al fin y al cabo, lo que da vida a este blog. No, quiero que esto sirva de puente para enlazar con todas las nuevas experiencias que estoy viviendo y las reflexiones que de ellas derivan.

Considero que soy una persona que viaja bastante y que está acostumbrada a los cambios, pero esta vez ha sido distinto, aún me encuentro intentando descifrar mi ambiente. Cierto es que la gran mayoría de mis viajes han sido siempre por placer y voluntarios, fueran de la duración que fueran; puede que en este caso, al ser por motivos laborales, haya encontrado resistencias en mí que no sabía que tenía.

El caso es que Miss Holly está aquí, y muy, muy pronto comenzará a contaros curiosidades de las relaciones en esta parte del mundo...¡gracias por la espera!