sábado, 18 de febrero de 2012

Amour a la française!

Bien, después de la ultima reflexión, regreso al tema de experiencias personales, y ¡qué mejor que seguir hablando de Miami!


Además de la persona de la que hablé hace un par de entradas, hay una historia paralela que merece la pena ser contada.


Habían pasado apenas dos semanas desde mi llegada cuando uno de mis conocidos (típico amigo de un amigo que vive en Miami y le conoces para no morir buscando tú sola amigos nuevos) me ofreció ir a la "Fiesta de la Luna Llena en la playa", lo que resultó ser unas 60 personas a oscuras en la playa tomando cerveza y tocando los bongos. El caso es que fue divertido, y en el grupo de personas con el que fui había un chico francés que también acababa de llegar a EE. UU y estaba aún más perdido que yo si cabe. El caso es que él era el único que no hablaba español de todos los que estábamos, y entonces comencé a hablar con él en inglés y ya estuvimos toda la noche hablando hasta que acabó la especie de "fiesta-botellón".


Nos caímos muy bien, él cuatro años menor que yo, pero tenía buena conversación y sentido del humor. Nos dimos los teléfonos y a partir de entonces nos mandábamos muchos mensajes de texto, la verdad es que casi siempre era él que escribía primero. Siempre estaba deseando quedar conmigo para tomar algo y vernos, yo a veces podía y otras no, y cuando por fin encontró piso para vivir me invitó a la fiesta de inauguración que hizo.






Dicha fiesta tenía lugar un sábado por la noche, y yo fui derrotada porque el día anterior había salido con los españoles y apenas había dormido en todo el día, así que sobre las 3 de la mañana le dije a mon français que me iba porque estaba cansada. Él, muy serio me dijo que le parecía bien si la razón era que estaba cansada, pero que le daba la sensación de que él no me caía muy bien y quería saber si por eso no quería quedar tanto con él y de que me fuese en ese momento. Después, abiertamente, me dijo que le gustaba y que quería quedar conmigo a solas y conocernos. Así de directo me salió el "niño". Me quedé sorprendida, claro que no me importaba quedar con él, me caía bien...aunque gustarme...no tanto. Paralelamente yo justo acababa de conocer a Jarito, y bueno, yo estaba más pendiente de él que de otra cosa, aunque no había pasado nada.


Pasaron las semanas y me vi con el francés varias veces, siempre como amigos, aunque él siempre dejándome claro que quería algo más. Finalmente, llegó mediados de noviembre y la visita de mi amiga, y cuando esa noche salí con ella y con unos amigos, entre los que se encontraba Jarito, a una discoteca, allí también me encontré al francés. La noche fue muy divertida, aquello era algo así como un cuarteto amoroso: el francés todo el rato detrás de mí, una amiga suya detrás de él y Jarito y yo uno detrás del otro. Finalmente, como ya conté, esa noche fue Jarito el que me ganó y con el que acabé abrazada, mientras el francés lo veía todo, a pesar de ir ciego de alcohol.


Después de esa noche quise verle para darle una explicación, tenía mucho remordimiento de conciencia de haberlo hecho delante de él, y tenía miedo de que se hubiese enfadado conmigo, realmente le había cogido cariño y lo pasaba bien con él. Mi sorpresa vino cuando al hablarlo me dijo que no preocupase, que él seguiría teniendo esperanzas pasase lo que pasase y que no me guardaba rencor para nada. Me quedé muy asombrada, para ser tan joven no me esperaba esa reacción por ningún lado.






Después de aquello hemos seguido quedando y él ha seguido dejándome claro que hasta ahora no quiere estar con ninguna chica en Miami que no sea conmigo, por mucho que sea consciente de que ahora mismo mi corazón está en otra dirección. A mí me halaga a la vez que me da pena no poder hacerle feliz en ese sentido, y me sigue asombrando la madurez que me demuestra siempre que hablamos.


Pero, ¿qué se hace en ocasiones así? ¿Cómo obrar cuando te toca a ti ser la persona que no corresponde los sentimientos de otra? ¿Hay forma de no hacerle daño siendo sincera con él? Hace poco alguien me preguntó, en relación a estos asuntos, que qué prefería yo a la hora de sufrir por algo, si que me hicieran daño o si hacerlo yo. En un primer momento, pensando en otras relaciones, dije que hacerlo yo, pero ahora tengo dudas, ya no tengo tan claro que una de las opciones sea mejor que la otra.


De todos modos, quedándome con la parte positiva de esta relación, además de la amistad y el apoyo que he encontrado en este francés de la Bretaña, me ha recordado lo que es sentirme halagada, sentirme segura y oye, con los años que vamos cogiendo gustarle a chico varios años más joven que tú te da puntos extra, ¿no? 


Bueno, espero que hayáis pasado un feliz San Valentín, ya estéis solteros o acompañados, es un día para todo el mundo!!









viernes, 3 de febrero de 2012

Eat, pray, love

Acabo de ver la película de Come, reza, ama. Me había leído el libro hace unos meses, y me gusto mucho, os lo recomiendo, creo que la escritora hace unas reflexiones que merece la pena conocer.

Hay muchas cosas que me gustan de esta historia real, y la primera es el valor que muestra la protagonista. Sin ánimo de desvelar los entresijos a quien no hayan visto la película o leído el libro, hablamos de una mujer que tras un divorcio muy duro y una depresión devastadora decide poner en práctica el famoso dicho de "Que se pare el mundo que yo me bajo": se va a pasar un año fuera de su país con el objetivo de encontrar la felicidad. ¿Tipico? Bueno, depende...la idea de alejarse del problema para encontrar la solución no es nueva, pero pensemos, ¿conoces a mucha gente que aparte de decirlo, lo haya hecho? Yo no conozco a nadie. Ella sí tuvo las agallas para hacerlo.

Ella divide su año fuera en tres fases: placer físico (descanso y comida maravillosa para deleitar su paladar), oración y meditación, y espiritualidad. Cada fase la desarrolla en un lugar distinto, a cada cual más dispar y alejado del anterior. Sólo hay una cosa en común entre los tres lugares: nada de hombres, nada de sexo.



Sola. Se va sola. Y no es fácil. 

Leyendo el libro me ha calado una cosa que puede que también sea muy típico oir, pero que no por ello es menos cierta, y es que las luchas más duras son aquellas que tenemos con nostros mismos al sincerarnos, al evaluarnos, al darnos cuenta de quiénes somos (si es que llegamos a tener la suerte de poder alcanzar a conocernos).

Uno pensaría que simplemente, con irse y estar de vacaciones un año los problemas se van y se cargan la pilas. Eh...pues no. Ella pasa por unas crisis muy, muy fuertes, consigue llegar, con mucho sufrimiento, a la raíz, al fondo de sus problemas, y entonces es cuando puede hacer algo para solucionarlos. Es muy duro ver la verdad. El subconsciente está programado para que nos mantengamos alejada de ella, pero al final, uno es capaz de romper la barrera y acceder. Lo que no nos esperábamos es que es más dura de lo imaginable, que tenemos caras y rasgos dentro de nosotros que son difíciles de tragar...por ello nuestro "amigo" el subconsciente nos protegía.

Esto está relacionado con una de mis anteriores entradas, en las que hablaba de que uno es responsable de que siempre le pasen las mismas cosas. Es imposible que ocurra algo nuevo si siempre se tiene la misma actitud y se opera de igual forma.

La forma que tiene de enfrentarse a sí misma que elige en este momento esta mujer me parece admirable. Primero porque pone un oceano entre su mundo conocido y ella para poder pensar con claridad; segundo porque se abandona al placer, se dedica a la meditación y después pasa a estudiar su espíritu de forma separada. En cada fase resuelve un trauma pendiente, gana y pierde batallas, y acaba perdonándose a sí misma. Conoce a diversas personas, todas le enseñan algo, todas la acompañan en la fase del camino correspondiente, o sea que totalmente sola no está, digamos que es como un niño que está aprendiendo a andar: siempre hay alguien que le vigila y le orienta, pero el que tiene que aprender a andar es, al fin y al cabo, él. 

Me encanta también su decisión a no mezclar los hombres en su vida hasta verse recuperada. Las relaciones son maravillosas, pero sí es cierto que cuando se está en una relación una parte de ti esta mezclada con la otra persona, estás codicionada por la otra persona. Si uno quiere curarse y solucionar sus cuestiones personales es importante tener toda la concentración en uno mismo. Suena egoista, pero es así. Por otro lado, para ser feliz con alguien es necesario ser feliz solo, y uno de los condicionantes de la felicidad es la serenidad interna, que volvemos a repetir, tienes que conseguirla por ti mismo. Lioso, sí, también, pero es así. 





Ojalá todos pudiésemos tener la claridad y decisión que tuvo esta mujer en ese momento. Cierto es que su viaje fue posible gracias a que ella tenía los recursos para poder hacerlo realidad, pero creo que todos podemos hacer una cura como la suya sin necesidad de poner 18 horas de vuelo entre medias. Simplemente hace falta el valor, el valoe de mirarnos en el espejo y reconocer que algo no marcha bien, el valor de tomar la decisión de hacer algo al respecto, y sobre todo, el valor de dar el paso y hacerlo.






viernes, 30 de diciembre de 2011

Jarito

Hay días en los que uno se levanta, se ducha, se arregla y va a trabajar o clase igual que todos los días, en los que la rutina es la misma de siempre hasta que, de pronto, algo bueno o malo ocurre en un instante determinado que hace que ese día quede grabado para siempre en nuestra mente. Días como el 11 de marzo de este año 2011, en el que mi amiga M. era sorprendida en su habitación en Tokio por un terremoto devastador. Días como otro 11 de marzo, en este caso de 2004, en el que Madrid despertó con sucesos que todos recordamos. Días como el que fui a la oficina como cualquier otro día de junio y me encontré con una reunión imprevista en la que me comunicaban mi ascenso. Días como aquel en que descubres que la persona a la que quieres te corresponde. O días como en el que, sin saber a santo de qué, escuchas palabras que jamás pensaste que irían dirigidas a tu persona, palabras que hacen que la expresión "partir el corazón" cobre sentido y que marcan un hito en una relación.

Hoy he modificado esta entrada. Al principio contaba la historia entera, pero he decidido cambiarlo. Estamos a 31, último día del año, y no quiero acabar el año contando el amargo final, prefiero quedarme con la parte bonita y especial. Y es que ha sido realmente especial.

Apenas habían pasado tres semanas cuando le conocí en Miami, nos presentó un amigo en común. No me llamó la atención porque fuera atractivo, se trataba de un chico normal en lo físico, pero sí me quedó claro desde el principio que era extremadamente amable y educado conmigo. Español como yo y llevándome más de dos años de ventaja en lo que a vivir en la capital del estado del sol se refiere, se ofreció en seguida para ayudarme con varios problemas que tuve al principio para buscar alojamiento y otros temas logísticos. No sé qué hubiera hecho sin él, fue como un auténtico ángel caído del cielo en ese momento.



Desde el primer día hablábamos mucho y de muchas cosas, él siempre estaba pendiente de que todo me fuese bien y si veía que necesitaba cualquier cosa ahí estaba para ayudarme, sin yo pedírselo. A veces pienso que me leía la mente, era como si, aunque sólo nos conociésemos de dos semanas atrás, supiéramos cosas del otro desde siempre. Pasaban los días y empecé a notar que por su parte no era sólo amistad y complicidad, no...empezó a tener detalles más personales, más románticos, a decirme cosas que no eran simples piropos, cosas que me hacían sonrojarme, que nadie me había dicho jamás hasta entonces. Un fin de semana me tocó trabajar todo el tiempo, y vino un segundo a traerme cuatro cupcakes chiquititos de chocolote porque sabía que estaba disgustada por tener que trabajar sábado y domingo. Otro día que estuvo en mi casa me dejó escondido un libro para que lo encontrase de sorpresa porque sabía que echaba de menos algo que leer por las noches. Todas las mañanas me escribía un mensaje deseándome un buen día y lamentando no poder pasar conmigo el día...Detalles así tenía a todas horas, no había ningún día que no me sorprendiera con algo.

Yo al principio prefería ignorar el significado de estas acciones, no me atraía más que como amigo. Pero poco a poco empecé a verle de otra forma. Yo me sentía sola, lejos de mi familia y amigos, en un ambiente nuevo y llena de inseguridades por varios motivos...tener a alguien que estaba deseando de ayudarme, estar conmigo y apoyarme era algo muy tentador...ojalá hubiese esperado más tiempo.
A los dos meses de llegar a Miami tuve visita de mi mejor amiga, y fue estando ella allí que me decidí y, una noche de fiesta, acabé besándole. Lo estaba deseando. Y él mucho más que yo. Él no se lo esperaba, decía que jamás hubiese imaginado que una chica como yo fuese a fijarse en alguien como él, que realmente no había tenido esperanzas de que yo quisiese estar con él.


Ir despacio parecía imposible, desde los primeros días dormía en su casa, íbamos a hacer deporte juntos, comíamos juntos, hacíamos todo juntos. Él me contó varios miedos e inquitudes que tenía por relaciones pasadas, fantasmas que estaban ahí, pero yo intentaba quitarle hierro al asunto. A veces me miraba y me decía que no me merecía, que en realidad no era bueno para mí. Pero yo lo que veía era un chico dulce, apasionado, enamorado de mí...en un mes experimenté cosas que no había experimentado nunca con otros hombres en más tiempo, cosas como las que pasan en las películas románticas. ¿Cómo iba a creerme que en realidad no era apropiado para mí? ¡Lo tenía todo!

Justo antes de regresar a España para pasar las Navidades ocurrió algo que aún no he conseguido asimilar, ni siquiera entender. El resultado ha sido no seguir juntos, orgullo herido...es como si hubiese tenido un sueño muy agradable y largo, y de pronto algo me hubiese despertado bruscamente, dejando esa sensación de vacío y desilusión que una tiene al despertar y encontrarse igual que cuando se durmió.

Pero a escasas horas de acabar este año no quiero quedarme con esa sensación. Este año ha estado lleno de experiencias, y en lo relativo a lo sentimental ésta ha sido la mejor. Me ha dado tanto en tan poco tiempo que lo que quiero es dar gracias por haberle conocido, mi estancia en Miami hasta ahora no hubiese sido ni parecida sin él. Gracias, Jarito.

No pasa nada, de todo se aprende algo, y hay que mirar para adelante en busca de la siguiente etapa del camino. En 2012 seguiré aquí, ¡hasta que lo consiga!

FELIZ AÑO 2012!!!






Welcome to Miami

Cuatro meses. ¿Qué ha pasado para que Miss Holly haya estado ausente tanto tiempo? ¿Es que no le ha ocurrido nada interesante que contar? ¿Es que ya "lo ha conseguido"? No, ambas preguntas tienen respuesta negativa. Miss Holly se encuentra con que en los últimos cuatro meses le han ocurrido tantas cosas que aún casi no sabe ni dónde está, es como si alguien la hubiese dado vueltas hasta desorientarla, y ahora ha conseguido quedarse quieta, viendo como el mundo gira a su alrededor...

Bien, me dejaré de metáforas y contaré todo como es debido. Pocos días después de mi última entrada en mi trabajo me comunicaron que tenían intención de enviarme una temporada fuera de España, más concretamente a cierta parte de Estados Unidos famosa por la playa, el sol y su pluralidad cultural; sí, me han enviado a ¡Miami!

Los días siguientes a la noticia fueron de frenesí total, sólo contaba con dos semanas para cerrar mi vida entera en Madrid y cogerme un vuelo a Miami. Cuando quise darme cuenta, me había despedido de mis amigas, de mis compañeros y de mi familia y estaba sobrevolando el Atlántico preguntándome cómo narices había ido yo a parar ahí. Y de hecho a lo largo de estas semanas esa pregunta no me ha abandonado casi en ningún momento...me sorprende tanto cómo dos culturas pueden ser tan cercanas y a la vez tan distintas...

En esta entrada aún no voy a entrar en materia amorosa, que es, al fin y al cabo, lo que da vida a este blog. No, quiero que esto sirva de puente para enlazar con todas las nuevas experiencias que estoy viviendo y las reflexiones que de ellas derivan.

Considero que soy una persona que viaja bastante y que está acostumbrada a los cambios, pero esta vez ha sido distinto, aún me encuentro intentando descifrar mi ambiente. Cierto es que la gran mayoría de mis viajes han sido siempre por placer y voluntarios, fueran de la duración que fueran; puede que en este caso, al ser por motivos laborales, haya encontrado resistencias en mí que no sabía que tenía.

El caso es que Miss Holly está aquí, y muy, muy pronto comenzará a contaros curiosidades de las relaciones en esta parte del mundo...¡gracias por la espera!

sábado, 10 de septiembre de 2011

Actually, love

Me encantan las comedias románticas. Me encanta el cine en general (excepto las películas de miedo, me dan demasiado miedo), pero es difícil que una comedia romántica típica me disguste, y me da igual si el final es feliz o no.


Cierto es que la mayor parte de las pelis románticas acaban felizmente, pero hay películas geniales en las que los protagonistas no acaban juntos, como Tal como éramos, de Robert Redford y Barbra Streisand, o la película que cuenta la vida de Jane Austen, La joven Jane Austen, sin olvidarnos del clásico Lo que el viento se llevó. En el caso de la primera, a pesar de quererse muchísimo y de estar a punto de tener un bebé, los protagonistas tienen que separarse porque ambos tienen un carácter tan enorme, una personalidad tan fuerte, que no pueden seguir juntos. La escena final, cuando se encuentran pasados los años, pone los pelos de punta. En el caso de La joven Jane Austen, de Anne Hathaway, ella es la que se ve moralmente obligada a no fugarse con él porque eso supondría la ruina para su familia (la de él).




Hay películas con final feliz que nunca me canso de ver, Sentido y Sensibilidad, la versión de Emma Thompson, es una de ellas. El diario de Bridget Jones, por supuesto, y me encanta también la historia de Sabrina, sobre todo la película de Audrey Hepburn en blanco y negro.


Se me ha ocurrido escribir sobre esto porque hace poco he visto el anuncio de que van a echar Love actually dentro de nada, ¿la conocéis? A mí me encanta este tipo de películas en las que se mezclan varias historias con diversos personajes. La verdad es que en la película hay historias más creíbles que otras...¿o no? Éso es lo que me hace pensar...a veces vemos una película y nos parece una pastelada, que no hay hombres ni mujeres que hagan esas cosas o a los que les ocurra lo que les ocurre.  Pero creo que sí que hay gente así, y personas a las que les ocurren cosas de película. Incluso puede que a nosotros nos haya pasado algo de película, sólo que no nos lo hemos imaginado desde la perspectiva de un asiento de cine.


De Love actually me encanta la historia de Colin Firth, que tras pillar a su chica engañándole con su propio hermano se enamora de una chica con la que no puede hablar porque es de Portugal y no sabe inglés. Pero se entienden, de alguna forma. ¿Que esto no puede pasar? Vale. A la vecina de mis padres le ha pasado, en serio.
Luego tenemos la historia del niño, lo que me gusta de ella no es el hecho de que él esté enamorado, sino que me encanta la relación con su padrastro, como éste le aconseja y le ayuda, cómo le entiende. Es muy tierno.




Y me da mucha pena la historia de la chica que está enamorada de su compañero de trabajo, y que a pesar de ser correspondida decide no salir con él porque tiene una responsabilidad familiar ineludible.


Me gusta porque creo que la película refleja la realidad. Estamos en una época en la que el amor ya no tiene reglas, ya no hay comportamientos establecidos a seguir, cada uno lo hacemos lo mejor que podemos. A veces las cosas salen bien, otras no. A veces estamos solos, otras no. Ellos a veces no saben cómo actuar con nosotras, y nosotras nos preguntamos qué es lo que hacemos mal para que nos pase lo que nos pasa. A veces lloramos de felicidad, a veces lloramos de pena. A veces el que tienes justo delante se empeña en amargarte la vida, a veces te llevas mejor con alguien con quién sólo puedes hablar por chat. A veces tenemos que enfrentarnos "sólo" a un desengaño, otras un ser querido nos deja para siempre...y a ver cómo nos enfrentamos a eso.


Hace un par de años volvía un día normal a casa tras tomar algo por ahí. Una manzana antes de llegar a mi portal vi a un chico vestido de traje, de pie, esperando con una rosa de invernadero en la mano. Cuando pasé por su lado me miró muy serio y me dijo "Por favor, toma, para ti." Me dio la rosa y se fue andando, yo seguí mi camino muy sorprendida, la rosa era preciosa, incluso tenía un diminuto depósito de agua para que se mantuviese fresca. Recordé la cara seria y de desilusión del chico que me la dio...obviamente esa rosa no era para mí, yo simplemente fui alguien que pasaba por ahí en el momento en el que él se daba cuenta de que ella, la chica a la que había comprado la rosa, no iba a aparecer. Puede que ésa no fuera la realidad, pero es lo que yo siempre he pensado.


Y es que actualmente el amor es así: imposible de entender. No hay normas, no hay leyes, hay que aprender sobre la marcha lo que a uno le conviene, lo que a uno le gusta o lo que a uno le hace daño. Incluso hay parejas que se rompen por quererse tanto que no pueden soportarlo. El amor es paradójico, es traidor, es excitante, es tranquilo, es escandaloso, es...es amor, de hecho es amor.



viernes, 19 de agosto de 2011

El final del verano

Cierto, el verano aún no ha acabado, he titulado esta entrada así en honor a una canción del Dúo Dinámico. Hoy por fin he conseguido encontrar un mp3 de fácil manejo para mi madre, y cargándole la música que me había dicho, me he encontrado con esa canción. Os pongo un link para los que no la conozcáis.



Me encanta la canción por varias razones: me recuerda a las veces en que he ido con mis padres en el coche escuchándola, me recuerda a mi Cádiz querida, a mi historia de verano que ya os conté...y ahora me recuerda a otra cosa más que me ha ocurrido hace apenas un mes.

Éste año por fin hemos podido alinear los astros (y lo que es más importante, los días de vacaciones) cinco amigas, o sea, cuatro miembros imprescindibles de mi famosa "red de seguridad" y yo. El destino elegido: Ancona, la costa adriática italiana. ¿Por qué? Porque allí vuela Ryanair...y porque Italia, como todo el mundo sabe, mola mogollón. Allí nos fuimos las cinco a un apartamento pequeñito pero muy acogedor e ideal para nosotras, que íbamos buscando sólo playa, sol, pasta y reirnos a todas horas de todo lo que nos ocurriese.

Éso es lo que íbamos buscando, y éso es lo que encontramos, además de mil cosas más: descubrimos los cozzes (o mejillones), algo típico de la zona, buenísimos, descubrimos que habíamos elegido los únicos 100 kilómetros en toda la costa italiana que tenía playas de piedra (hemos vuelto con pies de hobbit), comprobamos que los españoles somos bastante más escandalosos que los italianos, y bueno...nos pasaron miles de cosas más. Cosas que no paro de recordar, que me hacen sonreír en mitad de la oficina, que me hacen sentir que han sido las mejores vacaciones de mi vida.

Pero además de homenajear a mis cuatro amigas y el pedazo de viaje que nos organizamos, tengo que hablar de la parte amorosa del viaje...que sí, ¡que hasta de eso hemos tenido! Aquí va:

Al tercer día de estar en Italia se nos ocurrió ir a una playa a la que sólo se puede acceder en barco. Esperanzadas íbamos de encontrar una playa de arena, ilusas nosotras, para comprobar que no, que era de piedra como todas en esa zona, y que tampoco estaba el supuesto chiringuito que una de mis amigas tanto insistía en que tenía que haber por ley...En fin, que llegamos por la mañana y teníamos que quedarnos allí hasta varias horas después que nos recogería el barco de vuelta. La verdad es que creo que todas estaban encantadas menos yo, que me sentía encerrada en esa playa minúscula sin salida, sin cobertura y con las dichosas piedras clavándose hasta la médula. Y para colmo, no había chicos para alegrarse la vista...en fin, pues nada, a tumbarse y a tostarse, que al fin y al cabo es a lo que habíamos ido allí.

Pero a veces el destino gira y te da un capón para recordarte que él sabe más que tú y que hace las cosas por algo.

Llevábamos allí bastante tiempo cuado giré la cabeza y me encontré con que habían llegado dos chicos y se habían puesto a nuestro lado, como caídos del cielo. Uno me miraba. No estaba mal. ¿Sería gay? Todos los italianos lo parecen a veces, y allí solo con otro chico...pero si es gay, ¿por qué mira tanto? Me voy a meter en el agua, voy a salir...anda, me sigue mirando. Pues es bastante mono...me voy a soltar el pelo a ver...a ver..."Perdona, ¿de dónde sois?" Me dice en perfecto español.

Así empezó la historia con este italiano con nombre de rey inglés que hablaba el español estupendamente. De pronto la playa ya no me parecía tan aburrida,  todo lo contrario. Se me sentó al lado y empezamos a hablar, luego dimos un paseo bajo la mirada burlona de mis amigas, que habían estado aguantando las pobres mis continuas quejas para ver que mi malestar se disipaba igual de pronto que había llegado (las pobres, como las quiero). El caso es que estuvimos charlando hasta que vino el barco que a nosotras nos llevaba de vuelta al puerto, y quedamos esa noche para ir a cenar todos: mis amigas, su amigo, él y yo, a un sitio que él conocía. Tenía los ojos verdes, cuerpo atlético y dos hoyuelos picarones al sonreir. Además le encantaba hablar y contar cosas sobre él, pero interesándose al mismo tiempo por la persona con la que hablaba. Veraneaba allí porque su familia era de la zona, así que se la conocía bien.



En la cena lo pasamos fenomenal todos, nos reímos a carcajada limpia todo el tiempo rodeados de montones de comida exquisita típica de la zona. Su amigo resultó ser un chico encantador, y bastante guapo también, que nos enamoró a todas al momento...aunque a mí algo menos que mi chico de los hoyuelos, con el que de vez en cuando cruzaba miradas de complicidad. A veces me paraba y miraba la mesa...me sentía dentro de una comedia romántica, realmente fue una noche genial; a mí me preocupaba que mis amigas se aburrieran o se sintieran obligadas por mí, pero creo que ellas lo pasaron hasta mejor que yo.

Después de la cena nos fuimos de marcha, y ahí ya fue cuando él y yo nos desmarcamos de los demás. Me hacía reir, me contó muchas cosas íntimas de su vida, cosas que otros chicos no te dicen. Me decía que quería ser "transparente" conmigo. Y bueno...besaba como los ángeles. 

Durante los tres días siguientes hubo de todo menos aburriemiento: risas, pasión, conversaciones ligeras, conversaciones serias, confidencias y complicidad; hasta los silencios con él eran cómodos. Con él he descubierto algo que hasta ahora no sabía de mí, y es que me encanta estar con chicos muy confiados, son el tipo de hombre con el que estoy bien. Al ser confiados son sinceros, me dicen las cosas como son; me hacen sentir segura porque sé que lo que veo es lo que hay. Parece una tontería, pero para mí no lo es, gracias a él he dado un paso adelante en descubrir otro rasgo del hombre que me gusta. Habrá quien piense que este tipo de chico es prepotente o demasiado chulo, pero ése desde luego no es mi sentir.

¿Le volveré a ver en el futuro? Pues no lo sé, probablemente no, pero ya dije que los amores de verano están para eso: para el verano. Yo me he quedado con el buen sabor de boca que me ha dejado y con el recuerdo de sentirle acariciándome el pelo mirándome a los ojos.

Y bueno, no fui la única que tuvo amor en ese viaje, su amigo también...¡con mis cuatro amigas! Las cuatro estaba loquitas por él, y él por ellas, acabaron llevándose fenomenal, y con una especialmente mejor que con las otras...eso ya será tema de otra entrada.

Estoy muy agradecida a mis amigas por este viaje, ha sido perfecto en todos los sentidos. Espero que ellas piensen igual, y espero que podamos repetirlo de aquí en adelante siempre que tengamos oportunidad. Durante esa semana con ellas he aprendido a quererlas y necesitarlas aún más que antes, he aprendido que varios puntos de vista son totalmente conciliables. Y he confirmado dos de mis teorías: una es que un par de miradas en el momento adecuado pueden hacerte conseguir lo que quieras, y la otra es que...¡Italia mola mogollón!












sábado, 9 de julio de 2011

Summer Love

¡¡Ya está aquí el verano!!

Sí, ya ha llegado, con sus días largos, sus noches al aire libre, los tintos de verano en las terrazas, las vacaciones, la playa, las fiestas y...los ligues de temporada.

La posibilidad de encontrar el amor (ya sea pasajero o permanente) en una ideal noche veraniega con un cielo plagado de estrellas y el mar de fondo es un tema muy machacado por el cine y la publicidad, pero la verdad es que este tiempo parece que invita más al flirteo, a la relajación, a las sonrisitas y a las miradas indiscretas entre dos personas que se atraen.

Yo tuve un amor de verano hace un par de años, y la verdad es que puede sonar prototípico, pero fueron dos semanas de sueño, de estas historias en las que ambas personas saben que hay un final, saben dónde está el final y aprovechan al máximo el tiempo juntos. Y lo mejor de todo es que de esta historia nació una gran amistad entre los dos.

Fue en el Mediterráneo (más típico imposible), fui de monitora a un campamento de que duraba dos semanas en el que participaban adolescentes de tres nacionalidades diferentes: españoles, franceses y alemanes. Como eran muchos adolescentes se hicieron cuatro grupos, y cada grupo tenía dos monitores de distinta nacionalidad, un chico y una chica.



Yo desde el principio encajé muy bien con mi compañero, y eso que éramos como las dos caras de la moneda...a lo mejor precisamente por eso nos llevamos tan bien, tanto entre nosotros como con nuestros chavales y los demás monitores de otros grupos. El caso es que el era muy guapo, tenía unos ojos verdes increíbles, y una personalidad totalmente arrolladora. Pero la verdad es que en ningún momento me planteé que entre nosotros fuera haber nada más que amistad, de hecho pensaba que a él le gustaba la monitora de otro grupo. 

Aún me parece mentira cuando me acuerdo, pero cogimos mucha confianza en tan solo un par de días, mucha confianza e intimidad. Las primeras noches nos quedábamos hablando, riéndonos, hasta que nos dábamos cuenta que si no nos íbamos a dormir nos iba a pillar el amanecer sin enterarnos. Fue un campamento alucinante, hacíamos windsurf, navagación en catamarán, esquí acuático...cada día era una aventura, siempre me acostaba con agujetas de haberme pasado el día riéndome.

Ocurrió a la semana de comenzar el campamento. Los niños estaban (supuestamente) ya dormidos, y los monitores estábamos reunidos organizando un poco el día siguiente, relajados, tomando algo en nuestra sala de juntas, escuchando música. Yo estaba particularmente cansada, y como veía que ya no teníamos nada más que planificar y que mi compañero estaba muy entretenido tonteando con la otra chica les dije que me iba a la cama. El caso es que cuando lo dije él se quedó sorprendido, lo vi, pero me fui pensando que eran imaginaciones mías, al fin y al cabo él estaba tan feliz con la otra a su lado. Llegué a mi cuarto y fui a tumbarme a escuchar mi música...vaya, mira por dónde el mp3 estaba sin batería. Como aún tenía fresca la cara de él al decir que me iba, decidí volver a bajar a la sala a con la excusa de cargar un poco el mp3. Creo que fue la mejor cosa que pude haber hecho!

Cuando volví a entrar seguían todos allí, y a él se le iluminó la cara, me ayudó a conectar el mp3 al ordenador y me acercó una silla para que me sentase cerca de él. Estuvimos hablando todos un rato, jugando a las cartas, etc. Hasta que alguien dijo que ya era hora de irse. Todos se levantaron, yo me quedé sentada esperando a que se terminara de cargar mi aparatito, y él se quedó sentado conmigo haciéndose el remolón. Cuando me quise dar cuenta nos habían dejado solos. Cuando me quise dar cuenta le tenía pegado a mí. Cuando me quise dar cuenta...me estaba besando. Fue increíble, hacía tan solo una hora pensaba que esa misma noche él se iba a ir con la otra, y ahí estaba, conmigo. Suena mal decirlo, pero me sentí un poco como si yo hubiera ganado.



Si la primera semana fue alucinante la segunda ya fue de éxtasis. Había tan buena sintonía entre los dos...Creo sinceramente que es una persona con la que no podría tener una relación seria, pero lo que ocurrió esas dos semanas fue perfecto, lo recuerdo no como un trabajo de verano divertido, sino como las mejores vacaciones  de mi vida.

El día de la despedida lloré a mares, pero cuando subí al autobús dejé de llorar y empecé a sonreír. Había sido algo mágico para mí, un soplo de aire fresco. Desde entonces hablamos a menudo, le considero uno de mis mejores amigos, y el año pasado volvimos vernos sin que pasara nada (ambos estábamos con alguien).

Así que, aunque normalmente soy bastante escéptica e irónica con los prototipos amorosos, en lo relacionado a los amores de verano no puedo hacer más que decir que yo eso sí lo he vivido, y que es genial.

Cierto, los amores de verano no son para siempre...por eso son especiales. Además, cuando de helados se trata en verano...lo interesante es cambiar de sabor, ¿verdad?